Llevábamos tiempo con ganas de comer en el 1000 KOLORAU porque nos habían hablado maravillas y por fin, un sábado de verano hemos aterrizado allí. El veredicto: ¡VOLVEREMOS SEGURO!
Un comedor coqueto y acogedor
Aunque el comedor es pequeño, está decorado con mucho gusto.
Estilo moderno pero sin ser frío, en tonos marrones y con madera que desprende calidez. En definitiva, lo tiene todo para estar muy a gustito.
Cena sorpresa
La cena iba a ser toda una sorpresa puesto que habíamos fijado lo que queríamos gastar (60 euros) y habíamos dado carta blanca en cuanto a la comida a degustar. Comentar que ninguno es alérgico y no ponemos muchas pegas, vamos que somos de buen comer. En total fuimos 8 personas y salimos todos encantado@s.
Comienza el festín
Para comenzar la degustación, nos sacaron unos percebes, y no sé si es porque hacia tiempo que no los comíamos o porque nos encantan, pero nos supieron a gloria. Todos coincidimos en que estaban muy buenos.
Seguimos con changurro. Una de las urdaibailovers no es nada txangurro-zale pero reconoció que estaba espectacular como dijeron los demás compañeros de faena.
A continuación nos trajeron unas vieras con virutas de trufa sobre puré de calabaza. Increíble su sabor y textura. Casi lloro de la emoción.
Entre plato y plato, hubo más de uno que se dedicó a untar pan en aceite de oliva virgen extra (Elizondo nº3) que se presentaba en botella tipo perfume como si fuera Chanel nº5. Ya sabéis, como si con los platos que había no fuera suficiente…
Para terminar con la primera parte de la cena, nos sorprendieron con unos hongos con foie y jamón. Que queréis que os diga, simplemente exquisito.
La segunda parte de la cena comenzó con un pescado de temporada que no puede faltar en verano, el bonito. Nos sirvieron ijada (ventresca) de bonito con pimientos rojos. Delicioso.
Llegados a este punto, empezábamos a estar un poco llenos pero todavía faltaba el entrecot con patatas fritas. Muy bueno también.
Un albariño con historia
La cena estuvo acompañada de Santiago Ruiz, un albariño que estaba buenísimo y entraba fenomenal. Por cierto, uno de nuestros amigos estaba muy bien informado y nos contó la historia de la etiqueta. En ella, aparece un mapa que señala el lugar donde Isabel, la primogénita de Santiago Ruiz celebró su boda, y que pasó a ser la etiqueta del vino Santiago Ruiz, una imagen cargada de simbolismo e historia familiar.
Cayeron bastantes botellas ya que acompañamos todos los platos salvo el entrecot con el albariño. Para el entrecot nos sirvieron crianza de Bodegas LAN que también estaba muy bueno.
Postre y cafés
Para dar por finalizada esta degustación de platos de primera, nos sirvieron un hojaldre de crema pastelera regado con chocolate negro y con una bola de helado de la que no nos poníamos de acuerdo del sabor pero que nos encantó.
Precio total: 60€ por persona bebidas y café incluido.
Igual es porqué todos los platos eran de nuestro gusto, no es lo mismo que alguno de los platos no sea especialmente de tu agrado, pero nos encantó.
Hacía tiempo que no salíamos de un restaurante de precio medio/alto con una sensación tan buena. Platos exquisitos y de muy buena materia prima. Además acertaron 100% con las preferencias de nuestro paladar.
Ideal para una celebración o darte un homenaje. ON EGIN!